Gabo Malpensante
Un amor no correspondido por el cine llevó a García Márquez a fundar en Cuba la Escuela de San Antonio de los Baños. Allí lo conoció un joven escritor colombiano, testigo de su faceta de narrador repentista y héroe de westerns imaginarios camino hacia el ocaso.
Fotografía de Guillermo Angulo
Bueno ¿Qué han hecho ustedes para merecer estar acá? –preguntó García Márquez.
La verdad yo no había hecho nada. La invitación al taller que él dicta de forma ocasional en la Escuela Internacional de Cine, en Cuba, me había tomado totalmente desprevenido. Por esos días me encontraba en una crisis de vocación después de que mi primera novela tocara las puertas de varias editoriales y no recibiera otra respuesta que el silencio. ¿En qué momento se me había metido en la cabeza la idea de que yo podía ser escritor? De modo que el llamado a pasar unos días con García Márquez inventando historias me había venido de maravilla como excusa para dejar de cuestionarme. Eso sí, no tenía cómo responder a la pregunta que nos hizo tratando de romper el hielo en el encuentro inicial. ¿Merecimientos? Para mí no se trataba más que de una casualidad. Seguramente alguien me había confundido con otro en la lista de los ex alumnos que conformarían la nómina del taller.
El contenido de esta sección está disponible solo para suscriptores
Es el autor de 'Manual de pelea', 'Nunca en cines' y 'Mudanza'. En 2012, realizó su primer largometraje 'Sofía y el terco'.
Mayo de 2014
Edición No.152
Publicado en la edición
No. 206Para 4-8 personas, según el apetito de los comensales [...]
Publicado en la edición
No. 204Si alguien lo contradice, inhale, exhale y pelee. Quizás no haya una mejor forma de comunicarse. [...]